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martes, 22 de abril de 2014

Un cabreo tras otro

Últimamente he estado rabiando demasiado por el Facebook, no creo que sea mal sitio para hacerlo pero voy a ahondar un poco en los temas mediante mi blog, que para eso lo creé.

Hace cuatro días una mujer llamaba al timbre de mi puerta en busca de comida, dinero o algo... una ayuda, una esperanza... No es la primera, en los dos años que llevo viviendo en este barrio, y me temo que no será la última. Eso si sigo aquí, ya que ahora encontrándome en el paro supongo más fácil el cambio de residencia.

Es una lástima que vivamos en un país en el que la gente sobrevive, repito, sobrevive, gracias a la caridad y a la pena, mientras nos dicen desde arriba que "es lo que hay" y que no hay dinero. Valientes hijos de su madre que se llenan los bolsos a costa del sufrimiento del pueblo al que supuestamente gobiernan (= trabajar por él). Esto es un feudalismo puro y duro.

Ayer salía la luz en una conversación entre amigo el típico y recurrido debate entre amigos sobre los deshaucios, gente que expresa su opinión en un unísono "que no hubieran firmado ese contrato" "que paguen y si no mala suerte". Si a lo que llamamos contrato es el santísimo sacramento a obedecir, dichos bancos que conceden hipotecas así, están también bajo el santísimo sacramente de la Carta de DD.HH. y de la Constitución; pero como la C.E. vale para algunas cosas y otras no, pues así nos va. Sinceramente, me da asco vivir entre mentes pensantes tan iluminadas.

Propongo, si sirve de algo, una legislación fiscal que no permita a bancos y grandes empresas invertir en hostiadas varias (un economista sabrá definirlo mejor que yo) que hacen subir los precios de la luz, gas, vivienda y por coyuntura cualquier cosa. Que se prohiba la especulación, y que esa ley sea efectiva mediante un poder judicial totamente independiente de las mamandurrias el actual ejecutivo.
Nacionalización de la banca, ya que se han nutrido a costa de nuestro lomo. Y cárcel a los protagonista del incumplimento de la C.E. en su modificiación del artículo 135, en la cual la Deuda es prioritaria a cualquier otra necesidad popular. Y qué casualidad, son a los que se les llena la boca diciendo que la C.E es inamovible para el tema de la consulta de independencia de Cataluña, ¿para qué sí y para qué no? Para lo que a ellos les conviene sí... para lo que no, no... 

Basta ya de tomarnos el pelo.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con las medidas que propones; el problema, en mi opinión, es que nunca llegarán a darse por sí solas. Sobrevivimos (como muy bien dices) inmersos en un sistema que se alimenta de injusticias, porque está diseñado de forma tal que llegan al poder, generalmente, los peores de entre nosotros; y el sentido común más básico no encuentra su lugar entre fanatismos, envidias, amiguismos... y demás motivaciones que marcan la dirección del juego de hienas en que se ha convertido una herramienta tan útil como debería ser la política. Yo apuesto por hacer borrón y cuenta nueva: Redefinir el poder en función de las cualidades que deben exigirse a los poderosos, recuperar el espíritu que dió lugar al nacimiento de la política (diálogo, argumentos, y más diálogo ¡Por favor!), y entonces podremos empezar a cambiar las reglas y construir un mundo en el que la gente no tenga que elegir entre vivir frustrado, deprimido, resignado, u olvidarse de todo lo anterior y convertirse en un hijo de puta.

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  2. También abogo por cambiar el sistema de paro que existe en este país, que no tiene en cuenta si buscas o no trabajo, y es más, qué te permite rechazar algunos para seguir cobrando.

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